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La Ampliación del Bellas Artes

Publicado el 21 de noviembre de 2016

La Ampliación del Bellas Artes

En esta entrada del blog vamos a hablar del proyecto que dio lugar al edificio de la Ampliación de nuestro Museo. El edificio es, hasta la fecha, el más premiado de la historia del Museo de Bellas Artes de Asturias, diseñado por el arquitecto navarro Francisco Mangado y ejecutado por SEDES S.A.

En 2015 se inauguró el edificio de la Ampliación del Museo de Bellas Artes de Asturias, una esperada actuación cofinanciada por la Unión Europea a través del Programa Operativo FEDER de Asturias 2007-2013 y que de hecho constituye un proyecto emblemático dentro de este programa operativo.

El edificio debe su diseño al arquitecto navarro Francisco José Mangado Beloki, que resultó vencedor del concurso de proyectos convocado en 2006 (al que se presentaron un total de nueve constructoras) y ha sido ejecutado por SEDES S.A. El edificio corresponde a la denominada Fase I del proyecto global, la cual aportará 3.525,46 m2 de superficie útil a la institución.

La ampliación en su Fase I comprende el espacio ocupado hasta el momento por cinco edificios ubicados en los números 10 (Casa de Solís-Carbajal, s. XVII, arquitecto: Melchor de Velasco), 12 (Casa de Omaña, s. XVI), 14 y 16 de la calle de la Rúa y en el número 1 de la plaza de Alfonso II el Casto (finales del siglo XIX, arquitecto: Juan Miguel de la Guardia), zona esta última por la que, desde su inauguración, se localiza una de las dos entradas al Museo (la otra, en el Palacio de Velarde).

Esta serie de edificios fueron obtenidos progresivamente por el Principado de Asturias. El primero fue la Casa de Solís-Carbajal, adquirida en 1997. Después, a partir de 2002, se fueron incorporando por adquisición, permuta y expropiación los otros cuatro edificios.

La propuesta arquitectónica de la Fase I de la Ampliación se articula en dos plantas-sótano (salas de instalaciones, salas de seguridad, depósitos, vestuarios, sala de exposiciones temporales), una planta baja (donde se sitúa la recepción) y tres pisos por encima de esta última (el último de ellos no visitable).

En la descripción del proyecto, Francisco Mangado destaca la importancia de haber creado un nuevo edificio en el interior de un conjunto urbano, aceptando la secuencia de fachadas previa

“como un condicionante contextual, las mismas adquieren en el nuevo proyecto dimensión de “telón” urbano, indiscutible y aceptado, dentro del cual se construye un nuevo edificio que, incluso, posee su propia fachada. Fachada que se descubre, se adivina, a través de los huecos desnudos, desposeídos de cualquier carpintería, que constituye el tributo ciudadano. Desde el exterior se podrá completar una gran construcción luminosa, mitad vítrea, mitad de aluminio, que se proyectará al exterior superpuesta a la historia urbana elaborándose así una imagen fuerte pero compleja para el nuevo Museo de Bellas Artes de Asturias”.

Ampliación del Bellas Artes

De hecho, para Mangado la fachada es uno de los dos elementos singulares de la nueva construcción, ya que se ubica detrás de la fachada histórica que se mantiene hacia la calle de la Rúa y la esquina de ésta con la plaza de Alfonso II. Más que como fachada, la concibe como un elemento de gran intensidad formal, visual y funcional.

“Es el elemento de la nueva imagen del museo, pero siempre tamizado por la realidad de la historia, del pasado. Conforma también la escalera pública que permite el acceso a todos los niveles del Museo y, con los espacios de doble y triple altura de la entrada, espacios en diálogo con las fachadas históricas en la medida que se acercan y alejan de las mismas siempre en el interior. Y finalmente su interior, grueso y configurado con dos pieles, contiene luz artificial en el interior, cualificando el valor formal de un material, el aluminio fundido con aire en su interior, que ya de por sí resulta enormemente expresivo”.

Mangado también ha querido revalorizar e incorporar los “vacíos” al edificio, especialmente a través del gran lucernario que articula y estructura los accesos y elementos de comunicación, convirtiéndose en un espacio de referencia en el conjunto. Con éste, y con los lucernarios de la segunda planta, resalta también la luz, una luz buscada, “exquisitamente sutil”, como la define el arquitecto. Los lucernarios de cubierta (segunda planta) recuerdan para el arquitecto, con su aspecto al exterior, los cimborrios y capillas de la catedral. Además, su posición, retranqueada de la fachada, hace que su impacto sobre el exterior quede visualmente muy disminuido.

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Materiales principales usados en la construcción: hormigón, hierro, vidrio, aluminio, piedra (fachadas históricas) y madera de roble.

Año de concurso: 2006 | Año de proyecto: 2007 | Años de construcción: 2009-2013

Superficie construida: 5.024,06 m2 | Superficie útil: 3.525,46 m2 | Superficie expositiva: 1.484,2 m2

Principales premios:

  • The Plan Award 2015. Categoría: Cultura. Mención de Honor.
  • Premio Civic Trust Awards 2016.
  • XXIII Premio ‘Asturias’ de Arquitectura 2016.
  • Premio Trophée Archizinc 2016. Categoría: Edificio Público.
  • Premio Archmarathon Award 2016. Categoría: Arts & Culture.
  • Premio RIBA for International Excellence 2016.

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