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Diálogos entre el cine la pintura (XVIII) – Donación de Plácido Arango

3 de marzo de 2021, 18:00

10 de marzo de 2021, 18:00

17 de marzo de 2021, 18:00

24 de marzo de 2021, 18:00

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La llegada al Museo de Bellas Artes de Asturias de las 33 obras que componen la donación realizada por Plácido Arango supone un extraordinario enriquecimiento de sus colecciones tanto de pintura antigua como arte contemporáneo. Celebrando este acontecimiento proponemos cuatro películas cuya elección se ha inspirado en cuatro de las obras de esa donación. Siguiendo el rastro de Buffalo, cantor de Montmartre de Ignacio Zuloaga, viajaremos a la bohemia parisina del siglo XIX. Allí descubriremos como viven los artistas entregados a la creación, pero escasos de recursos. Una vida bohemia, cargada de luces y con muchas sombras, que se queda impregnada en las humildes buhardillas de Montmartre o del barrio latino. Eduardo Arroyo refleja en su lienzo Toda la ciudad habla de ello a un gánster con su inseparable sombrero que oculta parte de su rostro con un antifaz. Un delincuente que se aparece entre los callejones de una gran ciudad, escenario habitual de numerosas películas de cine negro. Por esa razón Nueva York, vista como nunca se había filmado antes para el cine, será también protagonista de este ciclo como escenario palpitante una trama criminal. Variando totalmente el rumbo encontramos la pintura El cura de pueblo, de José Gutiérrez Solana. El cine ha retratado en numerosas ocasiones la figura del pastor espiritual de una comunidad, si hay un director preocupado por las cuestiones metafísicas es sin duda el maestro Bresson. Por ello cruzaremos las miradas de estos dos sacerdotes rurales, lejanos en la forma, pero muy próximos a juzgar por lo que destilan sus miradas cansadas. Una sala de billar es el escenario elegido para concluir nuestro periplo. El Bosque Maravilloso de Equipo Crónica nos invita a sumirnos en ese ambiente mágico en el que puede suceder lo inesperado. Una obra maestra como esta nos sirve de excusa para rendir homenaje y reencontrarnos con un director que pudo estar entre los más grandes, Robert Rossen.