La temprana carrera de Murillo, 1634

La temprana carrera de Murillo, 1634

John Phillip (Aberdeen, 1817 - Londres, 1867)

Fecha de ejecución:

1865

Técnica:

Óleo sobre lienzo

Medidas:

181,5 x 250 cm

Procedencia:

Depósito de la Colección Pérez Simón

En 1865, el artista escocés John Phillip (Aberdeen, 1817- Londres, 1867) pintó La temprana carrera de Murillo, 1634, obra que ese mismo año fue exhibida por primera vez en la Royal Academy de Londres.

John Phillip, también conocido como “Felipe el Español”, fue uno de los numerosos artistas británicos del siglo XIX que viajaron a España atraídos por su arte, cultura y costumbres. Ese interés se pone en relación con los ideales románticos, en un momento en el que España es, a ojos de Europa, paradigma de exotismo y de pintoresquismo. El artista se formó en la Royal Academy de Londres y fue nombrado académico de la misma en 1860. Deseaba convertirse en pintor de cuadros de historia, pero pronto se dio cuenta de su facilidad y talento para captar escenas de la vida cotidiana. Quizás una recomendación médica fuese la razón por la que realizó un primer viaje a España en 1851, país por el que quedó deslumbrado. A éste le sucedieron otros dos viajes, en 1856 y en 1860, que influyeron en que su paleta se aclarara y en la introducción del claroscuros y contrastes lumínicos, en un intento por captar la luminosidad mediterránea y la atmósfera popular española. A lo largo de su trayectoria se especializó en la representación de temáticas españolas inspiradas en algunos de los géneros más cultivados por la escuela española del Siglo de Oro y en el estudio de sus artistas más representativos. Como se aprecia en esta obra, John Phillip se mostró especialmente cautivado por Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617 – 1682), del cual el Museo expone habitualmente dos obras, San Pedro y San Fernando, depósito este último del Museo Nacional del Prado.

La temprana carrera de Murillo, 1634 se inspira en la época de juventud del artista español, cuándo éste exhibía para la venta sus primeras obras en su ciudad natal. El lugar representado es el mercado de la Calle Feria de Sevilla, presidido por la iglesia gótico-mudéjar de Omnium Sanctorum. Era el segundo mercado en importancia de la ciudad, al que acudía una amplia variedad de vendedores, particularmente artesanos. Entre el gentío, un fraile franciscano, una pareja de monjes jerónimos y una gitana con dos niños observan curiosos un pequeño lienzo del artista. La caracterización del joven artista se basa en su Autorretrato (hacia 1668-1670), que John Phillip pudo haber visto en Inglaterra y del que toma algunos rasgos fisonómicos, como las cejas arqueadas y la barbilla redondeada. Los pinceles, el tiento y la paleta que se apoyan sobre la silla son los atributos que permiten reconocer al personaje como pintor. Así mismo, sus futuras obras se ven sugeridas tras él, en las pinturas de la izquierda: una versión de San Juanito y el cordero y un retrato similar a Muchacha con flores (hacia 1670). Además, en el cuadro se realizan una serie de citas a los grandes artistas del Siglo de Oro español. Así, los monjes y el bodegón representado a la derecha homenajean a Zurbarán, mientras que la figura de la gitana y, muy especialmente, el niño que lleva en brazos, remiten a la iconografía de la Virgen con el Niño. Otra alusión a la obra del propio Murillo es la de la muchacha que aparece al fondo con un cesto de flores sobre su cabeza. Y, por supuesto, el gitano a lomos del burro recuerda al borracho de El triunfo de Baco (1628-1629) de Velázquez, junto con los dos hombres que se encuentran tras él, que se inspiran en Las Lanzas o La rendición de Breda (1635), obra de la que además John Phillip realizó una copia. En cuanto a la paleta utilizada, combina los ocres y grises propios del naturalismo, concentrados en torno a la figura de Murillo, con un colorido mucho más vivo en la factura del bodegón, la vestimenta de la gitana, los adornos del burro y las flores. También juega un papel fundamental el empleo de la luz y la sombra a la hora de presentar a los personajes y captar la atmosfera pintoresca que, a ojos de un extranjero, poseía un característico mercado andaluz.